domingo, 17 de octubre de 2010

Feliz día querido nano


Yo siempre te escuché maravillado: Nunca me voy a olvidar cuando me contaste que habías estado el 17 de Octubre en la plaza. Cuando me contaste que había gente que había venido de Rosario caminando para exigir la vuelta del Pocho. Tampoco voy a olvidar cuando me contaste que de chico ibas a la Iglesia para tomar chocolatada porque no tenías otra cosa que comer o tomar. Que eras un cartonero. Que a los 13 años tuviste que entrar en la adultez apresurada y hacerte cargo del cielo y de la tierra. Nunca me voy a olvidar como te emocionabas cuando me contabas que vos y tu viejo no daban a vasto con el laburo cuando llego el Pocho a la presidencia. Esa historia de que en la Argentina nadie se agachaba si se le caía una moneda, porque sabía que laburando podía hacer otra.
Nunca me voy a olvidar cuando me contabas que los contras decían que a Evita nadie la iba a recibir en Europa y depsués la recibieron con bombos y banderas en todos los países donde fue. Jamás se borrará de mi retina tu emoción cuando me contabas que te tenías que peliar con la familia de tu novia porque eran contreras y te ibas pateando la puerta ó cuando la criticaban por la ropa que usaba y vos te morías de bronca.
Los primeros libros que me regalaste, las primeras fotos que me trajiste. Fueron tus realtos los que me transportaron -aunque fuere por un instante- a aquel maravilloso capítulo de nuestra historia que suelen llamar el primer peronismo.
Siempre me voy a acordar cuando me preguntabas que hacíamos en los barrios y si seguían habiendo muchos jovenes peronistas. Te enorgullecía y te ponías contento cuando te decía que somos millones.
Tu conciencia, tu sabiduría, tus enseñanzas. Nunca me van a alcanzar las palabras para agradecerte por haberme inculcado de pendejo lo que era la justicia social, por enseñarme a pensar siempre en lo que menos tienen, por decirme que los tipos con más huevos que conociste fueron José y el Che. Gracias por regalarme ese llavero que voy a conservar hasta el día que me muera y por querer colgar esa foto del Pocho en frente de tu cama. Gracias por tu complicidad, porque fuiste, sos y serás el más grande y mejor compañero de ideas que voy a tener.

Gracias por haberme hecho peronista abuelo.
Se te extraña demasiado.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El Hincha


Una vez por semana, el hincha huye de su casa y acude al estadio.

Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpentinas y el papel picado: la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios de turno.

Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos.

Rara vez el hincha dice: “hoy juega mi club”. Más bien dice: “Hoy jugamos nosotros”. Bien sabe este jugador numero doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música.

Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria, qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota, otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo, y también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval.

Por Eduardo Galeano

miércoles, 6 de octubre de 2010

Ninguna Novedad, Ninguna casualidad.


No es novedad. Las diferentes clases sociales del mundo se parecen cada vez mas entre ellas.
Los gente con dinero vive en countries acá, en Sudáfrica, en Colombia y en California. Miran las mismas series de televisión en sus plasmas, practican los mismos deportes, leen los mismos libros (si es que leen), usan las mismas marcas de ropa, utilizan las mismas redes sociales en Internet, se compran los mismos celulares, quieren asistir a las mismas universidades (en EEUU), escuchan la misma música, comen las mismas comidas (semi-étnicas de fusión), asisten a escuelas privadas. Sus ocios, vicios, costumbres son -hoy más que nunca- idénticas.
La gente sin dinero, en cambio, vive en casas precarias acá, en Tunez, en los barios bajos de Lisboa y en las afueras de Washington. Escuchan música similar (desde sus celulares en los subtes), visten -paradojicamente- de maneras muy parecidas, se encuentran mal alimentados (o son gordos o se encuentran desnutridos), no tienen o tienen un trabajo precario y en negro, usan ropa que pretende ser de marca pero no lo es (sorprendentemente son las mismas marcas: Nike, Adidas, Lacoste), asisten a escuelas públicas pero no la terminan.
Sus vicios, diversiones y costumbres son cada vez más similares.

Y si bien se, que todo lo mencionado encajaría perfectamente en la etiqueta de "burdas generalizaciones" lo que cuento aqui no dista mucho de la realidad.

Las culturas históricas de nuestros pueblos -y de tantos otros- tratan de ser suplantadas por frivolidades instantáneas. Los valores y sueños de liberación e igualdad rapidamente son reemplazados por objetos monetarios. Las ideas y los derechos se confunden de maneras escandalozas y jamás antes vistas. El éxito y la realización humana significa, en primer lugar, ser rico o aparentar serlo.
Siguiendo la lógica de pensamiento marxista, el socialismo "moderno" sigue al capitalismo como una reacción necesaria. El país con un desarrollo capitalista más avanzado (EEUU) debería ser al mismo tiempo el soporte del movimiento radical socialista por excelencia. Sin embargo, allí se oye lo contrario. Los obreros americanos se encuentran más preocupados por pagar la hipoteca que obtuvieron para comprarse se segunda casa que por organizarse y tratar de mejorar la situación de los trabajadores y sus derechos.
Pero sabiendo que la lógica marxista tiene sus falencias... los pobres de los países periféricos muchas veces se encuentran más preocupados por tener el mejor celular con mp4 que por entender su situación (paso necesario para poder salir de ella).

Ahora bien, no son tratados de la misma manera los vicios y costumbres de las distintas clases sociales. Es escandalozo que un pobre fume paco en la calle pero no lo es tanto (y resulta hasta cool) que un pibe con plata vaya a un boliche y se tome una pepa. Es un símbolo de in-civilización que se caguen a trompadas a la salida de un boliche en Constitución unos pibes pero no lo es tanto si se agarran a las piñas en una fiesta en Barrio Norte. O, como dice Lula (reivindicado enormemente por muchos amigos míos que serían recalcitrantemente anti-Lula si viviesen en Brasil), un villero con un vino es un borracho pero un ejecutivo con un cognac es chic.
A mi entender, ambas clases sociales fueron y son constatmente penetradas culturalmente. Ambas se ven cruzadas por las banalidades y frivolidades impuestas. Sus identidades históricas has sido robadas. Suena un poco Violencia Rivas, pero resulta ser asi. La conciencia de clase como alguna vez se la conoció no existe. Hoy tenemos un desafío aún más grande que el de los años 70. Tratar de revertir esa mentalidad impuesta no es tarea fácil.


Por eso cuando hoy abro la página de La Nación online y veo que sus pricipales noticias tratan sobre el look de Victoria Beckham, las peleas de Showmatch o la farándula norteamericana (mientras me interrumpe una enorme publicidad de Frávega para comprarme un aire acondicionado en 40 cuotas) me digo a mi mismo: Esto no es novedad, tampoco es casual...dentro de poco algún despistado va a pensar que nuestro Presidente es Obama.

Corazón Libre (Mercedes Sosa)


Te han sitiado corazón y esperan tu renuncia,
los únicos vencidos corazón, son los que no luchan

No te entregues corazón libre, no te entregues
no te entregues corazón libre, no te entregues

No los dejes corazón que maten la alegría,
remienda con un sueño corazón, tus alas malheridas

No te entregues corazón libre, no te entregues
no te entregues corazón libre, no te entregues

Y recuerda corazón, la infancia sin fronteras,
el tacto de la vida corazón, carne de primaveras,

No te entregues corazón libre, no te entregues
no te entregues corazón libre, no te entregues

Se equivocan corazón, con frágiles cadenas,
más viento que raíces, corazón, destrózalas y vuela

No los oigas corazón, que sus voces no te aturdan,
serás cómplice y esclavo corazón, si es que los escuchas

Adelante corazón, sin miedo a la derrota,
durar, no es estar vivo corazón, vivir es otra cosa...