
Hace unos dos meses, recuerdo haber leído la noticia: Pol-ka y Canal 13 estaban preparando un nuevo unitario, llamado... El Puntero. “Algo huele mal en Dinamarca”, así podría resumirse de forma delicada mi pensamiento al respecto. Más me alarmé cuando leí que el elenco estaba encabezado por Julio Chávez y contaba con actores y actrices prestigiosos como Luis Luque, Gabriela Toscano y Rodrigo de la Serna. Nada mejor para validar un mensaje que rodearlo de la llamada “cita de autoridad”, en este caso el carisma y la profesionalidad de los intérpretes. Desde ya que no voy a poner en duda la capacidad de Pol-ka para realizar productos audiovisuales con calidad técnica, especialmente en sus unitarios. Quien conoce un poco del negocio televisivo, sabe que los unitarios no son programas rentables sino aquellas naves insignia que sirven para mejorar la imagen de un canal o productora. El negocio está en otro lado. Pero en este caso, el negocio no es la publicidad, es la vidriera para que se vierta el discurso anti política del Grupo Clarín. Pero no quise pecar de prejuiciosa y decidí ver el capítulo en cuestión. Más allá de ciertas apreciaciones relacionadas con mi gusto personal, no pude evitar la indignación cuando en un plano se ve claramente que el personaje de Levante, “ladero” del puntero e interpretado por Luis Luque, tiene en su espalda la imagen del “Eternéstor” o del “El Eternauta” estampada en una remera. Era claramente una escena de transición, no era necesario que el plano se detuviera allí. Desde lo narrativo no había razón de ser, pero desde lo político esa imagen dijo más que mil editoriales de Julio Blanck o Eduardo van der Kooy.
Creo que es un error cargar las tintas sobre Luis Luque y discutir su “ética”. Es un trabajador, no hay que errar dónde está el problema. En todo caso habría que apuntar las críticas a las cabezas de los equipos creativos y de producción. Pero no se si tiene mucho sentido a esta altura del partido, justamente. Parafraseando a Cristina, contestemos con amor a las críticas. Pero no nos confundamos, esto no quiere decir poner la otra mejilla. “El Puntero” apela al individualismo, al que se vayan todos, a reforzar los estereotipos sociales sobre el rol de aquellxs que se involucran en política, caracterizándolxs como “corruptos, clientelistas, violentos y poco cultos”. Creo que es casi nuestra obligación levantar nuestras banderas pero en el mismo terreno, el de la creatividad audiovisual. Mostremos que se puede estar en política y creer en el bien común, en el esfuerzo de lxs militantes que hacen trabajo territorial más allá de los votos que se puedan conseguir en una elección. Mostremos que lxs integrantes de los barrios pobres no son como ovejas que son llevadas por un puñado de monedas o prebendas. Porque, más allá de las contradicciones que siempre existen en cualquier proceso político, no tenemos que dejar que nos estigmaticen. Por eso creo que es hora que le demos forma entre todxs a un nuevo proyecto audiovisual: “Militantes”. Está en nosotrxs esa construcción, no tiene sentido seguir criticando desde nuestros teclados mientras desde el otro lado están apelando a sus armas (lícitas por cierto) para ganar la batalla cultural, la del sentido. Aquí se ve claramente que ésas no eran frases vacías o que no tuvieran ancla en la vida cotidiana. Esa vida cotidiana, como dice Cristina, que tenemos que mejorar para todxs lxs argentinxs y todxs aquellos que quieran habitar el suelo de nuestra patria.
Por Cecilia Molinero